
Esta imagen me acompaña desde hace un tiempo. La he utilizado para hacer entender a mis alumnos los supuestos cambios morales y de educación de género que ha habido desde los años 60. Se titula el piropo y, como se puede ver, la foto cumple la promesa del título.
Lo que me apasiona son los detalles, la cantidad de datos que nos transportan a aquella época y todo ello sin emmarañar la composición, cuyo punto central son las caras de la piropeada y el piropeador (por llamarlos de algún modo).
Aunque pensemos que Miserachs hubiera preferido prescindir del individuo que camina delante, la fuerza de la situación de atrás garantiza bastante nuestra atención.
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