
Creo que este es un buen ejemplo. Los novios no están centrados, y así permiten que observemos a su séquito. La cola del vestido forma un triángulo, imán para la mirada. La iluminación es matizada, el sistema de zonas conseguido y goza de un viñeteado (quizás accidental) adelantado a su tiempo.
Felicidades al maestro peruano por este regalo: La boda de los Gadea, de los años 30.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada